Graciela Arias Salazar
„La selva está llena de magia y misterios,
y cada uno los percibe a su manera.
Cuando pinto, trato de capturar mi conexión con el bosque
y hacerla vivible en mis obras.“
El Arte de Graciela Arias
La obra de Graciela Arias Salazar está inseparablemente ligada a los mitos y tradiciones de su Perú natal, que reinterpreta de manera única. Nacida en 1978 en Ayacucho, abandonó esa región con su familia a los tres años. Ante las turbulencias del terrorismo, la familia buscó un nuevo hogar en el Ucayali, en lo profundo del Amazonas. Allí descubrió en la naturaleza y la cultura circundante su fuente fundamental de inspiración.
Sus recuerdos formativos provienen de este nuevo entorno en la selva, donde creció como una auténtica amazona. „Observaba la naturaleza como una salvaje“, describe. „Buscaba los gritos de los animales, miraba el aleteo de las aves en las copas de los árboles y el deslizarse de las serpientes por el follaje.“
Allí aprendió habilidades básicas de supervivencia en la selva y desarrolló una conexión profunda e intuitiva con la naturaleza. Esta experiencia indeleble le regaló mucho más que conocimiento práctico: despertó una comprensión espiritual del mundo natural, que se convirtió en el núcleo de su arte.
Con una estética enraizada en lo femenino y la mitología amazónica, Graciela Arias Salazar se erige en Pucallpa como cronista valiente de los proble
En su obra „La Virgen del Capinurí“, ilumina las contradicciones de una sociedad que idealiza la pureza mientras explota la imagen de la mujer como símbolo sexual.
La elección del capinurí –una rama natural de forma fálica– le permite cuestionar audazmente esta doble moral y desafiar los estereotipos impuestos sobre la feminidad.
Para la artista, la Amazonía es la madre protectora, fuente de bienestar y sabiduría transmitida. Sus pinturas, pobladas de seres espirituales en forma animal y figuras femeninas etéreas, actúan como mensajeros de la naturaleza. Invitan a reflexionar sobre nuestras acciones y a recuperar una relación íntima y respetuosa con el entorno.
Más allá de la representación, la obra de Graciela Arias Salazar es un acto de preservación.
Aboga apasionadamente por la conservación de las tradiciones, la cosmovisión y los saberes comunitarios de la selva, considerándolos esenciales para la identidad cultural y un futuro sostenible.
Su arte nos recuerda que la selva no es solo un lugar, sino un memoria viva y fuente de conocimiento ancestral. Su pérdida sería la nuestra.
Obras